El ecosistema competencial de la Administración del Estado
Una competencia profesional se define como el conjunto de comportamientos observables que están relacionados causalmente con un desempeño óptimo en un puesto de trabajo y en una organización concreta. En la Administración del Estado, las competencias se vertebran a través del denominado "ecosistema competencial", entendido como el conjunto de marcos de competencias profesionales estructurado en tres niveles, que definen las habilidades, conocimientos y actitudes requeridas para distintos perfiles y funciones dentro del sector público. Su propósito es fomentar un círculo virtuoso de inversión en competencias, promoviendo el desarrollo profesional continuo, la mejora del desempeño y la transformación de la Administración Pública hacia un modelo más eficiente, ético y adaptado a los retos actuales.
El ecosistema competencial de la Administración del Estado se estructura en tres niveles que permiten una gestión más estratégica, coherente y adaptada de las capacidades del personal de todo el sector público estatal español.
La clave es conseguir alinear las competencias con los objetivos de transformación de la Administración, en el marco del Eje 1 de la Estrategia del Consenso por una Administración abierta, que promueve la inversión en capacidades como motor de cambio. Se parte de los clústeres de procesos que definen las funciones clave, y de ahí se derivan los puestos tipo, facilitando una planificación más eficaz del talento. Se trata de una evolución del anterior Ecosistema Competencial del INAP que ya estaba integrado por 7 marcos, que se reestructuran y completan.
Los tres niveles son los siguientes

Nivel estratégico (en desarrollo): Se pondrá en marcha un proceso de definición colectiva de cuáles son las competencias estratégicas que todo empleado/a público/a debe tener. Será pocas (no más de 10) y jalonarán la selección y la carrera. Tomando como referencia el marco de EPSO se incluirá, por ejemplo, la orientación al servicio público, la ética profesional o el trabajo en equipo.
Competencias comunes a toda la Administración del Estado: Son aquellas habilidades transversales que todo empleado o empleada público debe poseer, independientemente de su área funcional. Incluyen, por ejemplo, las competencias digitales , las de IA (en desarrollo), las de lenguas extranjeras (MERCL), las de integridad (SIAGE) y, para quienes las ejercen, las directivas. Son definidas por el INAP.
Competencias específicas por área funcional: Estas competencias hacen referencia a las áreas funcionales y subfunciones del catálogo aprobado por el Pleno de la Comisión Superior de Personal en mayo: el INAP será el responsable de las 01 (gobierno y dirección) y 02 (administración y servicios generales) y cada departamento correspondiente de la 03 y siguientes (como por ejemplo, Defensa, administración de justicia, seguridad y protección social o fomento del turismo). Permiten una especialización más precisa y una formación ajustada a las necesidades reales.
Así, este enfoque va a permitir redefinir la formación en la Administración del Estado, pasando de una lógica de oferta genérica a una inversión estratégica en capacidades, basada en la identificación de competencias desde los procesos organizativos hasta los puestos tipo. Así, se facilita una gestión del talento más proactiva, orientada al desempeño y a la transformación institucional. Y en ello el aprendizaje a la largo de la vida se vinculará en buena medida como la especifica necesaria para cada puesto y su desempeño dentro del área funcional o subfunción.